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       Escena:  
       
      
      0:11:28 -  0:14:03    (ESCENA
      1) 
      
      Primer Acto: El 
      amanecer del hombre 
      
      Estamos 
      situados 4 millones de años atrás, donde vemos la vida cotidiana de un 
      grupo de primates en la sabana: ramonear en busca de alimento vegetal, 
      ocasionalmente comen carroña de animales muertos pero conviven 
      pacíficamente con ellos cuando están vivos, temen la oscuridad de la noche 
      y a sus depredadores, descansan con sueño nervioso en el fondo de una 
      cueva por sus temores y se disputan con otros grupos de primates la bebida 
      de una charca o el espacio vital, pero sin llegar normalmente al contacto 
      físico. En definitiva estamos en un planeta en el que no existe vida 
      inteligente, aunque esta especie de primates puede disponer de factores 
      que la propician, como una bipedestación ocasional, la funcionalidad de 
      sus manos y pies para agarrar. 
      
      Un amanecer 
      cualquiera, uno de los primates se despierta y encuentra un negro
      monolito, un perfecto bloque de varios metros de altura que provoca la 
      alarma en el grupo y un primer momento de confusión y miedo, hasta que 
      comprueban que es inerte y poco a poco pasan simplemente a ignorarlo. 
         
      
      Sin embargo, poco después comienzan a percibirse ciertos 
      cambios en la conducta de los primates, cierto grado de conciencia sobre 
      los recursos disponibles para sobrevivir, sobre el uso de sus manos y de 
      otras herramientas como ramas y huesos, lo que les lleva, por ejemplo, a 
      comenzar a defenderse de sus depredadores, a expulsar a otros grupos de 
      primates de la charca, matando a sus rivales, cazando a otros animales 
      para alimentarse y, por fin, a dormir con tranquilidad en la cueva. Quizás 
      la escena más repetida de la película sea la "orgía de poder" del jefe del 
      grupo, golpeando con un hueso una quijada de animal y "comprendiendo" el 
      significado y consecuencias de su acto. 
         
      
      Este primer 
      acto está acompañado en su mayor parte por la hipnótica composición "Así 
      habló Zaratustra" de Richard Strauss. 
      
      
       Escena:  
       
      
      0:14:03 -  0:20:02    (ESCENA
      2)  0:22:01 -  0:22:42    (ESCENA
      4) 
      
      Segundo Acto: TMA-1 
      
      En 1999 el 
      Doctor Heywood Floyd viaja de la Tierra a la Luna, primero en un 
      avión-cohete que lo eleva de la Tierra hasta una estación espacial en 
      órbita y todavía en construcción. La maniobra de aproximación es una bella 
      coreografía espacial con la música de "El Danubio Azul" de Johann Strauss 
      (hijo). En la estación espacial la vida se hace en los anillos exteriores 
      circulares, que poseen gravedad debido a la fuerza centrífuga de la 
      rotación del conjunto, mientras que en la parte central, donde está el 
      hangar para las naves, esta rotación no provoca gravedad. Durante su 
      estancia el Dr. Floyd realiza una videoconferencia con su hija en la 
      Tierra. 
         
        
      
      
       0:53:19 -  0:53:19    (ESCENA
      3) 
      
      Stanley 
      Kubrick sí presto atención a os detalles como las leyes físicas básicas, 
      en las que las condiciones de gravedad son diferentes. En muchas ocasiones 
      los tripulantes deben reaprender a caminar y tienen incluso instrucciones 
      para utilizar su baño con gravedad cero. 
         
      
      Tiene un 
      encuentro con científicos de otros países, en el que le preguntan sobre la 
      extraña epidemia declarada en la base estadounidense de Clavius, 
      supuestamente provocada por algún tipo de enfermedad. 
      
      Después el Dr. 
      Floyd continúa viaje a la Luna y, de nuevo, el alunizaje se convierte en 
      una coreografía acompañada de "El Danubio Azul". Allí, poco después se 
      desvela el misterio: el Dr. Floyd ha viajado para hacerse cargo de la 
      investigación sobre el insólito descubrimiento de un monolito negro de 
      perfectas dimensiones y fabricación, que se hallaba enterrado en el cráter 
      Tycho y que se descubrió durante un análisis magnético de la superficie 
      lunar, por lo que fue bautizado TMA-1 (Tycho Magnetic Anomaly #1 o 
      Anomalía magnética Tycho número 1). Hasta el momento el monolito se había 
      resistido a cualquier tipo de análisis de su estructura o características 
      y tampoco había demostrado ningún tipo de actividad. Lo que quedaba claro 
      es que se trataba de algo fabricado por una civilización extraterrestre 
      avanzada, que había sido enterrado intencionadamente y que era la primera 
      prueba real de la existencia de vida extraterrestre, por lo que se debía 
      mantener en secreto de momento. 
      
      Así, viajan 
      hasta la excavación y bajan a pie hasta el nivel del monolito, 
      maravillándose al ver y tocar algo tan perfecto e insondable. En ese 
      momento está amaneciendo en esa parte de la Luna y el monolito, al recibir 
      el primer rayo de sol desde que fue enterrado, emite una potente señal 
      acústica que deja totalmente aturdidos a los presentes. 
           
      
      Tercer Acto: Misión a 
      Júpiter 
      
      Estamos en 
      2001 y la nave espacial Discovery viaja hacia Júpiter con cinco 
      tripulantes, tres en hibernación, dos despiertos, David Bowman y Frank 
      Poole, y un superordenador de última generación llamado HAL 9000 que 
      gobierna la nave utilizando inteligencia artificial, lo que también le 
      permite comunicarse con los humanos mediante el habla. La vida a bordo es 
      monótona, comer, dormir, algo de ejercicio, jugar al ajedrez con HAL, 
      comunicaciones de misión y personales con Tierra (con el correspondiente 
      retardo debido a la distancia) y poco más. Nada se dice acerca de la 
      misión, más allá de una exploración del entorno de Júpiter, y no hay 
      ninguna conversación que mencione a TMA-1 o algo relacionado. 
         
      
      Sin ningún 
      desencadenante especial HAL 9000 comienza a hacer preguntas y a tener 
      conversaciones un poco fuera de lugar sobre la misión y durante una de 
      ellas se autointerrumpe para anunciar un fallo en una unidad de 
      comunicaciones que podría dar lugar a la pérdida de la conexión con la 
      Tierra. David Bowman sale del Discovery en una de las pequeñas naves 
      esféricas con brazos de manipulación y sale de ella en un paseo espacial 
      para reemplazar la unidad teóricamente averiada. Cuando regresa al 
      interior todos los análisis de la unidad son correctos y desde el control 
      de la misión, con un ordenador gemelo a HAL, tampoco encuentran ningún 
      fallo, lo que pone en entredicho la fiabilidad de HAL 9000. 
      
      David Bowman y 
      Frank Poole toman precauciones para que HAL no les oiga hablar sobre la 
      posibilidad de desconectar sus funciones superiores, pero HAL consigue 
      enterarse leyendo los labios de los astronautas, capacidad al parecer no 
      contemplada por ellos. 
      
      HAL 9000 
      vuelve a diagnosticar el fallo futuro de la unidad reemplazada, tomándose 
      la decisión de volver a dejar la original para comprobar si acaba fallando 
      o no, pero a la vez confirmando los problemas de fiabilidad de HAL. En 
      este caso es Frank Poole el que sale a realizar la sustitución, pero 
      cuando ha salido de la pequeña nave esférica, HAL toma control de ésta y 
      la lanza sobre el astronauta, provocando la despresurización del traje 
      espacial y enviándolo lejos del Discovery. 
      
        David 
      Bowman no tiene claro qué ha pasado, HAL parece no saberlo tampoco y Frank 
      no responde, por lo que corre a tomar otra de las pequeñas naves y sale en 
      ella a rescatarlo. Con Bowman fuera, HAL provoca la muerte de los 
      tripulantes hibernados. Bowman consigue llegar hasta Frank Poole, pero ya 
      está muerto, así que lo recoge y regresa al Discovery, pero HAL le niega 
      la apertura del hangar para que pueda entrar, dándose cuenta también de 
      que con las prisas se ha olvidado del casco del traje espacial. Decide 
      intentar una maniobra arriesgada que HAL no cree que pueda conseguir: 
      abandona a Frank Poole en el espacio, abre con los brazos articulados de 
      la pequeña nave una puerta exterior del Discovery y coloca la puerta de su 
      nave orientada hacia la otra puerta, haciéndola explotar para salir 
      disparado hacia el interior del Discovery, donde consigue presurizar la 
      cámara antes de morir. 
         
      
      Ya con casco, 
      para evitar la despresurización provocada por HAL 9000, Bowman va a 
      desconectarlo y durante el recorrido HAL parece querer explicar lo 
      sucedido, exculpándose de todo y pidiendo que no lo desconecte. Consigue 
      entrar en una sala con paredes rojas repletas de pequeñas tarjetas que 
      David va extrayendo una a una y que poco a poco van desconectando las 
      funciones de HAL, que mientras sigue suplicando compasión, pero cada vez 
      con más problemas de comunicación hasta que HAL parece retornar a su 
      "infancia", a sus primeras enseñanzas, una canción (Daisy, Daisy de Harry 
      Dacre, 1892)... y "muere". 
      
      Al quedar 
      desconectado HAL, se pone en marcha una grabación que pone al corriente a 
      David Bowman de la verdadera misión: la investigación del destino de la 
      señal emitida por TMA-1 en 1999, en un punto cercano a una de las lunas de 
      Júpiter. 
         
      
      Cuarto Acto: Júpiter 
      y más allá del infinito 
      
      Unos meses 
      después, David Bowman llega a los alrededores de Júpiter en el Discovery y 
      sale en una de las pequeñas naves esféricas a investigar un enorme 
      monolito negro que orbita una de las lunas y que fue el destino de la 
      señal del TMA-1 en 1999. No parece haber ninguna interacción, pero de 
      pronto David comienza un viaje extraño, alucinante y desconcertante, por 
      unos paisajes psicodélicos de luz y color en ocasiones vagamente 
      familiares. 
      
      Cambia 
      repentinamente la escena y Bowman se encuentra dentro de la pequeña nave, 
      pero a la vez en el interior de una extraña especie de habitación de hotel 
      de estilo anticuado. Se le ve ya fuera de la nave, en la habitación, 
      intentando entender qué es aquello, para pasar a hacer vida "normal" en 
      aquella rara vivienda. Todo es familiar pero anticuado, el mobiliario y 
      los programas de televisión, pero los libros son solo la portada y la 
      comida de todos los paquetes es siempre la misma. Finalmente en una 
      extraña sucesión, David Bowman se ve a sí mismo cada vez más viejo hasta 
      acabar moribundo en la cama. 
      
      Igual de 
      repentinamente, Bowman es ahora un feto dentro de su bolsa amniótica, 
      flotando en el espacio sobre el planeta Tierra en un apoteosis final que, 
      como al principio, utiliza la música de "Así hablaba Zaratustra" de 
      Richard Strauss. 
         
        
      
      ALGUNOS GAZAPOS 
      
      Existen sin 
      embargo varios fallos, aunque la mayoría son debidos a las limitaciones 
      técnicas en la elaboración de efectos especiales de la época que a errores 
      de bulto. 
      
      - El bolígrafo 
      que recoge la azafata durante el tránsito a la estación espacial no gira 
      sobre su centro de gravedad.  
      
      - La estación 
      espacial cambia el sentido de rotación durante la secuencia del 
      acoplamiento. Este es un error de continuidad más que físico. 
       
         
      
      El aterrizaje 
      de la cápsula en la Luna remueve el polvo causando turbulencias, lo que no 
      debería ocurrir en un lugar sin atmósfera.  
      
      Asimismo el 
      relieve de la Luna es exagerado. Pero es necesario recordar que la 
      película se estrenó un año antes de la misión Apolo XI.  
         
      Las escenas de 
      la Luna muestran una gravedad más parecida a la terrestre que a la lunar.
       
      
      Durante la entrevista realizada a medio camino de Júpiter, 
      el entrevistador señala el hecho del retraso de la señal debido a la 
      velocidad de la luz y explica que la entrevista ha sido montada eliminando 
      los tiempos muertos para conveniencia del espectador. Sin embargo, la 
      entrevista abunda en intercambios de breves fórmulas de cortesía que 
      implicarían esperas enormes.    
      
      La estancia 
      giratoria de la Discovery es tan pequeña que para producir la gravedad 
      apreciada en la película debería girar tan rápido que la aceleración de 
      Coriolis causaría incomodidades insalvables a los astronautas, ya que 
      experimentarían diferentes gravedades en la cabeza y los pies. 
       
      
      No existe 
      consistencia entre el diseño interior de la Discovery y su apariencia 
      externa. Esto es notorio en la forma de las compuertas de las naves 
      auxiliares cuando son vistas desde dentro y desde fuera.  
      La película explicada en un vídeo 
      en flash 
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