Los protagonistas
son tres cazadores de recompensas, en la búsqueda de un tesoro que ninguno
de los tres truhanes puede localizar sin la ayuda de los otros dos. De
esta forma, los tres hombres colaboran en apariencia, pero está bien claro
que al final intentarán eliminarse mutuamente.
El bueno
(el "Rubio"), el malo ("Sentencia") y el feo ("Tuco"), son respectivamente, un caza recompensas, un asesino a sueldo que
luego deviene en sargento sin escrúpulos del Norte, y un ladrón.
Se ubican en un ambiente del viejo Oeste durante la Guerra de Secesión
Norteamericana.
Luego de una descripción y situación de los
personajes, El feo lleva al bueno a morir al desierto, así se cruzan con
una Diligencia del Ejército del Sur en la cual un soldado moribundo
entrega la locación de un tesoro en monedas de oro (200.000 dólares
enterrados en una tumba) a cambio de agua, pero resulta que muere sin que
ninguno de los dos tenga la información completa: al feo le dijo el nombre
del cementerio
Sad Hill (Loma Triste), y al bueno
aparentemente le dice el nombre sobre
la cruz en una tumba: Arch Stanton.
Así -aunque peleados y cada uno con la mitad del secreto- se vuelven a
asociar y emprenden rumbo al cementerio con la esperanza de conseguir el
oro. En el camino, son capturados por los soldados del Norte, donde "el
malo" es un sargento.
Es de destacar la escena donde se conjugan la imagen y la
música, la interpretación con el argumento. Es en el campo de prisioneros
donde "el feo" recibe una monumental paliza por orden del "malo"
para que le diga dónde está el tesoro. Fuera del barracón, una banda de músicos de prisioneros sureños
tocan una triste melodía, el vigilante, aburrido y
oyendo los lamentos de dentro, ordena que toquen más alto. Es allí donde
se demuestra el buen hacer de Leone al poner como músicos a unos extras
de la zona almeriense, cuyos rostros en primer plano demuestran la degradación, la melancolía y
la humillación de unas personas cuyo destino no es mucho mejor que el de Walach
en ese momento.

Se suceden varias complicaciones.
Parecen escapar del malo, llegando al final el DUELO en triángulo en el círculo central empedrado del cementerio -sin
precedentes hasta entonces en la historia del género- y que culminará
entre el frenesí y la delirante música de Ennio Morricone con el tema
llamado El Trío.
Escena:
00:21:40 - 00:22:34 (ESCENA
1)
Al hacer el reparto, el bueno da cinco billetes dólares al feo, otros
cinco para él, y de nuevo cinco y cinco. Es curiosa la manera de contar,
de 5 en cinco, quizás porque los esquemas mentales sean más claros de esta
forma, que justo coincide con el número de balas que hay en cada grupo que
se encuentran en sus cinturones.
Escena:
02:16:00 - 02:25:20 (ESCENA
2)
Llegamos a la escena
cumbre,
rodada en de los alrededores de Salas de los Infantes, Burgos, con
la lucha final de los tres protagonistas en el cementerio
circular de Sad Hill, una escena que dura unos 7 minutos, en contra de
la premiosidad que siempre se le achaca a Sergio Leoni.
Tuco descubre el cementerio y corre en busca de la
tumba de Arch Stanton, donde cree que están escondidos los dólares, pero
el dinero no está en esa sepultura. Más tarde llegan al mismo lugar El
Rubio y Sentencia. El Rubio escribe en una piedra el nombre de la tumba
donde está el botín y la coloca en medio del círculo empedrado. Llega el
momento culminante de la película...
El bueno da el primer paso
y plantea el juego, el reto, ya que él es el que sabe dónde está el
botín; los demás, no pueden ser unos cobardes y creen estar capacitados
para vencer. Entramos en un verdadero entramado relacionado con la
teoría de juegos: el que sobreviva en este duelo a 3 bandas leerá el nombre de la tumba donde está
el tesoro.
Los tres son expertos tiradores y saben que no van a fallar, como ya se
ha podido ver en el resto de la película.
Los gestos, la cara de tranquilidad denota que el juego les parece
justo. Todos creen tener al menos la misma probabilidad de éxito.
Al principio están tranquilos, pero en el momento que empiezan a pensar,
a barajar lo que van a hacer y lo más difícil, a tratar de pensar lo que
van a hacer los contrarios. Es posible que sólo puedan hacer un único
disparo, por lo que habrá que hacerlo a quién te vaya a disparar a ti.
¿Qué haríamos cada uno en estas circunstancias?

El feo está pensando que ha sido durante toda la película compinche del
bueno, pero ha estado a punto de matarlo en repetidas ocasiones. Sólo
el azar lo ha evitado. Como lo conoce bien, está seguro que hará trampa
de alguna forma, así que es posible que no haya puesto nada en la
piedra, o que haya colocado un dato erróneo... por lo que si lo mata,
con él irá el secreto. Así que en principio habrá que disparar al malo.
El malo se está poniendo nervioso porque está haciendo las mismas
cuentas y, aunque sea más rápido y mate a uno, el otro lo rematará. Los
ojos de los dos van de un sitio a otro, pues no saben a quién va a
disparar el bueno... es impredecible.
Estas dudas no parecen asaltar al bueno, él está muy seguro,
excesivamente seguro, sabe a quién va a disparar... sus ojos no se
mueven, lo tiene muy claro.
El malo se empieza a poner nervioso. Deduce que los dos van a ir por él,
el feo decide que se va a ir a por el malo... es un problema de la
teoría de la decisión, de la teoría de juegos...


Al final los dos se van a por el malo, que queda abatido, pero en todo
esto hay un detalle que hizo que el bueno estuviese tranquilo:
le
había dado al feo, la noche anterior, un revolver descargado
y
este hecho había reducido la estrategia para él al mínimo número de jugadas.
COMENTARIO
Es una de las películas sobre el viejo oeste americano mejor conseguidas.
Su director, Sergio Leone, fue el mejor exponente de lo que se dio a
conocer como "Spaguetti Western"; películas rodadas en el desierto
andaluz
de Almería, acompañado de su inseparable Ennio Morricone.
A los espectadores europeos les encantó
la película, pero en América no pudo estrenarse hasta 1969 debido a un
problema de derechos legales. Finalmente, la United Artist decidió
distribuir la trilogía de Leone y el éxito de taquilla fue clamoroso.
Esto generó una serie de secuelas de baja calidad que contribuyeron
eficazmente a que los críticos ‘serios’ pusieran la etiqueta ‘Material
de desecho’ en todas las cintas spaghetti western, trilogía de Leone
incluida. Pero no tuvo que pasar mucho tiempo para que esos mismos
críticos se apercibieran de que dentro del spaghetti western sólo hay
dos categorías: el cine de Sergio Leone, que es bueno, y todo lo demás.
Así que, con la misma celeridad, la obra del antiguo ayudante de
Vittorio de Sica y de William Wyler pasó a ocupar el lugar que en
justicia merece dentro de la historia del séptimo arte.
Sergio Leone murió en su casa de Roma a consecuencia de un infarto el 30
de abril de 1989, a la edad de 60 años.
"cuando se dispara, no se dice nada"
Quentin Tarantino,
seguidor confeso de Sergio Leone, retoma la escena y le da una vuelta de
tuerca en Reservoir Dogs. Tras un atraco en el que las cosas se
complican, una parte de la banda de ladrones se reúne en un garaje. Se
sospecha de la presencia de un informador y se establece entre ellos una
situación de bloqueo (falsa) con cuatro elementos: uno de ellos abatido
y sin armas (el señor Naranja), es apuntado por Joe Cabot, que, a su vez
es apuntado por el señor Blanco que, a su vez, es apuntado por Eddy
(hijo de Cabot). La acción de cada uno de ellos desencadenará el caos
para todos los demás. Aquí Tarantino lo resuelve con otra trampa porque
Eddy no es apuntado por nadie. Efectivamente se desencadena la secuencia
del tiroteo: Cabot dispara al señor Naranja, Eddy dispara al señor
Blanco y, aquí está el truco, el señor Blanco tiene tiempo de acabar con
Eddy y con Cabot y no morir. Al fin y cabo estamos en el terreno de la
ficción y no de las Matemáticas. El círculo se cierra cuando no debería
haber sido así. En condiciones normales Eddy, libre de toda marca,
hubiera acabado tranquilamente con el señor Blanco, y…estaríamos
hablando de otra película.
Son sólo dos ejemplos de
los muchos que hay en el cine sobre la teoría de juegos, uno de los
campos de las Matemáticas. Ya me hubiera gustado que mi profe de mates
hubiera sido fan de Sergio Leone. Seguiremos.
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