El asalto y la victoria cristiana [editar]
La situación es desesperada, atrapada tras los muros la astrónoma Hipatia lucha por salvar los pergaminos que guardan la sabiduría del mundo antiguo.[19] Junto a ella resiste Davo, que se debate entre el amor que la profesa y la libertad que podría alcanzar uniéndose al imparable ascenso de los cristianos. Davo es manumitido por su ama Hipatia que huye acongojada junto a sus discípulos y los patricios. La expulsión se consuma: los edificios son expoliados y arrasados.
Pero la paz no llega. La provocación de los cristianos a los judíos en una representación teatral y la falta de respuesta de la autoridad hace que estos se tomen la justicia por su mano -con una encerrona en la que mueren numerosos cristianos- pero que de nada servirá ya que los judíos serán finalmente masacrados y expulsados de la ciudad. Los cristianos consolidan su poder y lo aplican sin misericordia.
La expulsión de Hipatia y los suyos de los edificios oficiales y emblemáticos -que han quedado en manos de los cristianos- no parece ser suficiente. Los jerarcas cristianos confabulan contra el prefecto Orestes a quien quieren obligar ante la Biblia a que adjure de su fidelidad a Hipatia.
La desolación [editar]
La vida de Hipatia está en riesgo. Ella representa la negación del patriarcado y de los patriarcas cristianos: una mujer no sometida a ningún hombre, culta, reconocida matemática y astrónoma, admirada por sus discípulos que además se niega a convertirse a una religión en la que no cree, el cristianismo.
Ante la Biblia, el obispo Cirilo de Alejandría condena a Hipatia por pagana y bruja y ordena su lapidación. Los seguidores del obispo buscan por las calles tumultuosas de Alejandría a Hipatia para ejecutarla. En la algarabía, Davo, su antiguo esclavo, aún enamorado, también la busca.[20]